sábado, 26 de julio de 2008


Un día fui aprendiz de brujo, no como Harry sino como "El Sucio". Me escondía de los bares de alterne y de las imágenes que mi espejo reflejaba... Me dejaba llevar por el amanecer, no porque fuera mi inspiración ya que se la robé a alguien y no recuerdo a quién...
Abría las ventanas de mi cuarto-oficina y sentía el sonido del empezar uno más; olía el despertar de los vecinos. El café caliente; el mar cercano; hasta el camión de la basura que hacía rato había pasado.
Era libre en ese momento; momento que utilizaba para escribir, para sumergirme una vez más en mi interior más recóndito y vulnerable, a ese que sólo yo y nadie más que yo puede entrar... Escribía y escribía... y volvía a escribir una vez más...
Creaba juegos en mi mente, utilizaba las palabras que debía de buscar en los diccionarios para unirlas y crear un texto dispar y sin relación alguna con lo leído... escribía y volvía a escribir...
Hasta que deje de hacerlo... hasta que mi interior fue tan sólo una parte más del papel donde ya no había secretos, donde ya no crecían ni dudas... dónde el simple hecho de plantarme ante una hoja me daba miedo...
Ya ni los pájaros ni los amaneceres; ni siquiera el ruidoso camión de la basura me daba ese momento de desahogo... Quizás el robo de la inspiración fue momentáneo... o quizás el vacío era tan grande que ya no era vacío sino que un gran espacio.
Cuando la nada se junta con el todo, cuando la locura con la cordura... cuando el infinito con lo efímero... allí uno pierde el hilo de las cosas y... ya no se deja llevar...

Buenas noches...

1 comentario:

yomigmo dijo...

Un día de estos, te vas a dar cuenta de que no necesitas fijarte mucho para ver más azul del que ahora ves. Y haz el favor de escribir más y más, que envicias. Besazos.